Durante una taponada tarde del 4 de septiembre de 2009, Christian Almonte Peguero se escapó de un cerco que le había tendido la Dirección Nacional de Control de Drogas alrededor de uno de sus lujosos apartamentos, dejando 4.6 millones de dólares a su amante, Sobeida Félix Morel.
Más tarde se sabría que en verdad se trataba de José David Figueroa Agosto, un muy buscado narcotraficante oriundo de Puerto Rico, célebre, además, por su escape de una cárcel de máxima seguridad en esa isla y por sus continuos cambios de identidad: Junior Cápsula, Felipe Rodríguez, Ramón Sánchez.
La tarde de su escapada, el fugitivo estaba en el apartamento 15-B de la Torre Alto Paradissio, en el sector La Esperilla de la capital, adonde habían llegado los agentes de la DNCD acompañados de un fiscal.
A pesar del cerco, Figueroa Agosto escapó en una jeepeta Gran Cherokee, que luego abandonó en medio de una persecución que incluyó el túnel de la avenida 27 de Febrero y concluyó en el ensanche Evaristo Morales.
El fugitivo abandonó su jeepeta y huyó por un área cercana a un taller de reparación de vehículos, propiedad de una persona ahora señalada por las autoridades como un sicario al servicio del boricua.
En el apartamento fue encontrada una llave que facilitó abrir la jeepeta blindada donde fueron ocupados los US$4.6 millones. Allí fue apresada Sobeida Félix Morel, que entonces se identificó como amiga de “Christian”, pero luego fue acusada de complicidad. Ella logró una orden de libertad condicional, antes de huir hacia Puerto Rico, donde fue reapresada.
En el vehículo, Figueroa Agosto dejó una computadora portátil, dos cargadores para pistolas, licencias para porte de armas de fuego y varias llaves de vehículos, y en el área de su apartamento una jeepeta Toyota Land Cruiser y una Mazda CX-9. Los datos encontrados en la computadora llevaron a las autoridades hasta los demás integrantes de la que es considerada la más grande red de narcotráfico en la historia del país.
Mansos y cimarrones
Según la acusación depositada por el ministerio público ante la Fiscalía del Distrito Nacional, Figueroa Agosto integró la más completa estructura de narcotráfico en República Dominicana.
Un equipo integrado por Leavy Yadira Nin Batista, Sobeida Félix Morel, Eddy Brito, Mary Peláez Frappier, Sammy Dauhajre, Juan José Fernández Ibarra, Ivanovich Smester Ginebra, Madeline Bernard y su esposo, el asesinado coronel José Amado González, entre otros, están acusados de lavar millones de dólares a través de la compra de casas, apartamentos, autos y joyas de lujo. Para la recepción de los cargamentos de cocaína que llegaba en avionetas desde el caribe colombiano, Ramón Antonio del Rosario Puente (Toño Leña) la esperaba en los cañaverales del Este, y Yubel Méndez (Oreganito) lo hacía en su finca de Monte Plata y las costas de Azua.
Del microtráfico en los barrios se encargaba Manuel Emilio Mesa Beltré (El Gringo), quien también supuestamente intervenía para que Mary Peláez pudiera gestionar cheques a través de la Casa de Cambio Solano y Electro América, para el pago de los bienes adquiridos por el capo puertorriqueño.
Con esta estructura mantuvo una cadena de distribución de cocaína entre República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos, que generaba millones de dólares en cada operación. Su compatriota Ángel Ayala Vásquez o “Ángelo Millones”, atracaba en lanchas cargadas de dólares en distintos puertos o muelles privados del país e intercambiaba el dinero por cocaína en residencias de Boca Chica, La Romana o Bayahíbe.
La mayoría de la droga que Figueroa Agosto enviaba a Puerto Rico se la vendía a Ángelo Millones, Sammy Negrón Hernández y Elvin Torres (El Muñecón) Estrada. Para esta operación se acompañaba de su hermano José Luis, y de su segundo al mando, José Miguel Marrero Martell (Pito Nariz), quienes son juzgados en Puerto Rico.
Fascinado por el lujo
Siguiendo el patrón de los grandes capos, Figueroa Agosto estaba fascinado por el lujo y las mujeres, con las que gustaba filmar sus escenas de sexo. Así se introdujo en el mundo del Jet Set bajo del nombre de Christian Almonte, decorador de interiores. Además, utilizaba a sus amigos para comprar sus apartamentos y casas, las cuales decoraba lujosamente. A pesar de que se movía en “bajo perfil”, sus “bonches” en restaurantes y el consumo de champagne con sus chicas se hicieron costumbre, sobre todo los lunes. A esos encuentros se les llamó “el club de las champañeras”.
En la lista de los bienes que le incautó la Fiscalía figuran un apartamento en el condominio Torre Serena, en la avenida Anacaona; dos villas en Casa de Campo, la Villa Cajuil No. 33 del complejo turístico; seis residencias, una casa de dos niveles en el municipio Los Llanos, de San Pedro de Macorís, y una villa en el proyecto turístico Brisa Marina, en Juan Dolio.
También una casa de dos niveles frente al Club de Arroyo Hondo.
La colección de autos era otra de sus fascinaciones y entre sus preferidos figuraraban Porsche, Ferrari, Grand Cherokee, BMW, Tahoe y Lincoln Navigator, llegando incluso a tener varios de un mismo modelo, pero de colores distintos. También compraba finos relojes.
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